“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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8/7/15

Grecia: El triste papel de la socialdemocracia

Núria Parlón, Beatriz Talegón & Enrique del Olmo   |   “En los momentos de crisis se descubre el verdadero eje del poder”, decía uno de los fundadores del socialismo, Federico Engels; pues bien, en este largo proceso de crisis en Europa y en su último epifenómeno —Grecia—, se ha desvelado por si hubiese alguna duda no sólo el verdadero eje del poder —los mercados financieros—, sino también todos aquellos que les hacen la ola una y otra vez.

Ríos de tinta corren sobre Grecia. Los apóstoles del pensamiento único del libre mercado se dirigen a los fieles desde los púlpitos que la prensa “libre” ha preparado para ellos. Las pizarras, tan de moda en el prime-time político actual, echan fuego. Sobre ellas, los expertos economistas escupen un dato tras otro, incansables en su labor evangelizadora, con el noble fin de que al ciudadano medio le quede marcada a fuego la ortodoxia del libre mercado. Una ortodoxia que señala a la propia Grecia como principal culpable de la crisis de deuda helena, y a sus responsables gubernamentales como radicales irreflexivos que se valen de la demagogia y el populismo para conducir al pueblo griego al abismo del desabastecimiento.

29/6/15

La crisis profunda de la socialdemocracia

François Sabado   |   “Izquierda reformista, ¿fin de la historia?” es el tema de uno de los últimos debates organizados en la página web de Mediapart. Es cierto que, ante a la última evolución de la socialdemocracia en Europa, merece la pena plantearse esa pregunta. En un contexto de ascenso de las fuerzas de derecha y de extrema derecha, las debacles o derrotas electorales de los partidos socialistas en Francia, España, Bélgica, Grecia y, más recientemente, en Gran Bretaña, así como las importantes pérdidas de militantes en los sindicatos y los partidos reformistas en toda Europa constituyen el decorado de esta crisis. Esto no significa el fin de la socialdemocracia: los partidos socialistas, incluso debilitados, pueden jugar un papel importante en sus respectivos países pero, ¿lo hacen aún como partidos de la “izquierda reformista”?.
¿Una pasokización de la socialdemocracia?
Cada partido tiene su historia y son notables las diferencias entre, por una parte, los lazos que unen a la socialdemocracia alemana o el Partido Laborista británico al movimiento sindical, y, de otra parte, los más distanciados del Partido Socialista francés con el movimiento sindical. Pero todos sufren un retroceso más o menos importante.

15/11/13

El dilema imposible de la socialdemocracia europea

Alberto Garzón Espinosa  |  La tradición socialdemócrata suele defender, una vez abandonado el objetivo del socialismo, que es posible vivir bajo un capitalismo de rostro humano. Se acepta que el sistema económico capitalista tiene una lógica interna que provoca que cada cierto tiempo se sucedan las crisis económicas, pero a la vez se asegura que es posible evitar muchas de ellas y desde luego responder ante todas salvaguardando los pilares básicos de la economía y, sobre todo, los derechos conquistados por la lucha obrera. En términos políticos eso significa apoyar la intervención del Estado, regulando la economía a priori o con grandes desembolsos de dinero a posteriori. Desde J. M. Keynes hasta H. Minsky, la tradición teórica de la economía socialdemócrata ha tenido claro que era posible alcanzar un equilibrio entre la lógica del capitalismo y la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos. En definitiva, la tesis es que es posible domesticar al capitalismo salvaje.

10/11/12

Réquiem por la socialdemocracia

Alberto Garzón Espinoza

Especial para La Página
Marx, como otros autores clásicos, consideraba que las reglas de juego del capitalismo, y en particular el motor de la competencia, obligarían a las empresas a luchar entre sí incrementando la explotación sobre sus trabajadores. Al fin y al cabo el objetivo de las empresas es mantener o ampliar espacios de rentabilidad, para lo cual es necesario sobrevivir en la selva de la guerra competitiva. 

Alberto Garzón Espinoza
Si una determinada empresa se despista y se muestra menos belicosa en esa tarea, por ejemplo subiendo salarios, las empresas rivales pueden tomar la delantera y aprovechar para rebajar sus costes en relación a la empresa en cuestión. Esos menores costes se traducirán en mayores ventas y en consecuencia en mayores beneficios, asumiendo que los compradores prefieren el producto más barato al más caro. Sabedora de este hecho, la empresa tendrá que reaccionar tratando de reducir sus costes al nivel de sus rivales. Es decir, volviendo a bajar los salarios. La amenaza es desaparecer en tanto que empresa.