Immanuel
Wallerstein | Durante el último mes, por lo menos, el mundo
parece haber estado discutiendo nada menos que si Estados Unidos se involucrará
–y cuándo– en un ataque punitivo aéreo de algún tipo contra el régimen de
Bashar al-Assad en Siria.
Tres cuestiones resaltan acerca de esta discusión.
Primero, está llena de sorpresas en cada uno de los aspectos del asunto,
incluida (tal vez especialmente) la más reciente propuesta rusa de que las
armas químicas sirias sean entregadas a alguna agencia internacional. Segundo,
el grado de oposición mundial a una intervención estadunidense ha sido
extremadamente alta. Tercero, casi todos los actores han hecho declaraciones
públicas que no parecen reflejar sus verdaderas preocupaciones o intenciones.
Comencemos con la llamada propuesta rusa inesperada, que el
ministro de Relaciones Exteriores de Siria apoya. ¿Fue ésta en realidad el
resultado de un comentario sin seriedad, a botepronto, del secretario de Estado
John Kerry retomado