“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

26/4/16

Aprendiendo de quienes hacen historia: Bolchevismo, bolivarianismo y el legado de Hugo Chávez

La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia adelanteSøren Kierkegaard
Esta es la versión de un artículo publicado por la revista ‘América Latina XXI’, como un tributo a Hugo Chávez y una reflexión crítica sobre su recepción fuera de Venezuela con motivo de su muerte

 Alan Freeman  |    Estaba en Argentina durante el golpe de estado de Abril de 2002 en Venezuela, mientras que las masas de gente traicionada luchaban con las consecuencias del colapso del peso en Enero de 2002. Alrededor de mí todos sabían que dos países, en polos opuestos del continente, estaban unidos en una lucha que cambiaría el mundo. Nadie dudaba que el cambio sería para bien.

Regresando a Inglaterra fue como volver a la Edad de Piedra. El golpe de estado había provocado la explosión de este escepticismo cultural que la gente acomodada reserva para esos momentos en que los pobres hacen historia. La intelectualidad liberal describió ávidamente, como si fueran hechos de la línea frontal en la Guerra por la Civilización, los delirios de los golpistas que habían conspirado para derrocar un gobierno democrático por medio de la fuerza y el asesinato de su presidente electo. Al otro lado, la clase media progresiva de Latinoamérica honestamente intentó convencerme que Chávez era ‘sólo otro Caudillo’, mientras que la izquierda británica ofreció lecturas piadosas sobre las clases, los peligros del tercermundismo y las distracciones del cripto-comunismo.