“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

10/9/16

La soledad de Maquiavelo y la risa del Lenin. O lo subjetivo desajustado

Todo descubrimiento es tan peligroso para su autor como para el navegante la búsqueda de aguas y tierras desconocidas; no obstante estoy determinado a abrir una nueva vía...Maquiavelo, N., Discursos sobre la primera década de Tito Livio
Natalia Romé
En un prólogo escrito por Althusser para el libro de Dominique Lecourt, Lyssenko. Histoire réelle d’une ‘science prolétarienne’ publicado en la colección Théorie, dirigida por el propio Althusser, leemos:
...nosotros sabemos, nosotros que no tenemos ninguna religión, ni siquiera la de nuestra teoría, y menos todavía la de los fines de la historia, que la lucha de clases no se efectúa jamás en la transparencia, y que el proletariado (…) no es transparente para sí mismo, clase heterogénea que debe siempre forjar su unidad. En la lucha de clases el proletariado llega a descifrar y afrontar realmente las relaciones de fuerzas en las que se halla involucrado, llega a conquistar poco a poco su unidad (…) Nada de eso se hace en la claridad de una conciencia pura frente a una objetividad pura de la situación (Althusser, 2008 [1976]: 253).
No se trata de cualquier reflexión filosófica. Se trata de una manifiesta toma de posición en la situación. Como reseña Yves Sintomer, este texto breve publicado con el sugestivo título “Historia terminada, historia interminable”, constituye la primera crítica pública de Althusser al régimen soviético (cfr. Althusser, 2008: 249). Una vez más, como aquellas intervenciones de principios de los sesenta, ésta acierta en colocar una tesis de profunda densidad teórica que conmueve los pilares de la filosofía, en la misma medida en que produce un cierto desajuste en la propia escritura althusseriana.
Procuraremos en este artículo, desplegar algunas de las hebras que se entraman en este fragmento que hemos citado y que nos permiten pensarlo como un condensado de las ideas-fuerza más fecundas del pensamiento althusseriano. Por un lado, aquellas que balizan el camino para pensar el tipo de articulación que caracteriza a una auténtica teoría crítica –un “unidad disjunta”, decía tempranamente en Lire le capital (1969 [1965]:84), un discurso abierto a las sorpresas de la historia, a su porvenir aleatorio- dirá décadas más tarde (Althusser et al., 1982 [1978]: 12). Por otro, aunque coherentemente, aquellas que nos permiten afrontar la pregunta más difícil de su producción, una que exige una lectura de segundo orden, sintomal podríamos decir: la pregunta por las formas subjetivas de la política. En definitiva, dos cuestiones profundamente imbricadas que pulsan a lo largo de toda su producción y dejan huellas dispersas, pero también lagunas que nos conminan a seguir la interminable escritura del pensamiento althusseriano.

Temario                                                                             Pág.
I. La soledad del filósofo: escritura tachada                                          2
II. La risa de Lenin y el (re)comienzo político                                     16
Bibliografía                                                                                        25


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