“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

3/7/15

Construyendo la nueva ‘ruta de la seda’ | Va a cambiar buena parte del mundo que hemos conocido

La conexión de China con el resto de Asia y Europa es una de las claves del futuro, junto con la organización y articulación económica de amplias áreas urbanas que cuentan con una población de más de treinta millones de habitantes cada una

Higinio Polo   |   Cuando se acaba de conmemorar el sexagésimo aniversario de la Conferencia de Bandung que reunió en 1955 a veintitrés países asiáticos y seis africanos, el mundo ha cambiado por completo, y si África continúa siendo el territorio con mayores problemas del planeta, Asia no es el mismo continente de hace seis décadas, y el breve paseo que llevó a Xi Jinping, Joko Widodo y otros presidentes por la Jalan Asia Afrika de Bandung hasta el simbólico Merdeka, en una celebración que congregó a representantes de cien países, marcaba las diferencias y el camino recorrido desde entonces. Si Bandung fue, tras la II Guerra Mundial, el primer grito de dos continentes atropellados y humillados por Occidente, la Cumbre Asia-África 2015 que se celebró en Indonesia adquiría un nuevo significado para el mundo y daba cuenta de los cambios estratégicos acontecidos desde entonces.

Pese a las resistencias norteamericanas para admitir la progresiva configuración de un mundo multipolar, la relación estratégica entre Estados Unidos y Europa, por un lado, y los países congregados en Bandung por otro, ha cambiado también: desde los lejanos días de Chu En Lai, Nehru, Sukarno y Tito que dieron lugar al Movimiento de Países no alineados y a la justa exigencia de unas relaciones internacionales que no estuvieran presididas por la rapiña occidental, nunca como ahora Asia y África habían estado en condiciones de conseguir sus fines.