“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

8/5/15

Spinoza y su teoría sobre el origen y la naturaleza de los afectos

Baruch Spinoza
✆ Ben Nadler
Luis Roca Jusmet   |   La Ética de Baruch Spinoza me parece uno de los trabajos filosóficos más potentes y fecundos de toda la Historia de la Filosofía. Voy a comentar aquí la parte tercera, que es la que podríamos llamar, tomándonos muchas libertades, psicológica. La primera y la segunda parte las llamaré ontológicas : tratan respectivamente sobre lo que es y sobre lo que somos. La primera lo hace sobre Dios o la Substancia eterna, cuyas expresiones infinitas son el pensamiento y la extensión. Como parte de esta Substancia o unidad de todas las cosas están los modos finitos, que es lo que somos cada uno de nosotros. Con lo que pasamos a la segunda parte que habla de las ideas y los cuerpos. Las ideas son los modos finitos como se expresa el pensamiento, que es a su vez expresión de Dios; y el cuerpo es el modo finito como se expresa la extensión, que es igualmente atributo de Dios. Lo cual quiere decir que Dios es materia, aunque no solamente materia. Desde esta ambigüedad podemos discutir si es pertinente o no llamar materialista a Spinoza. Al ser modos finitos tenemos una duración y nos desplegamos en el tiempo. Dice Spinoza que hay una conexión entre el orden de las ideas y de los cuerpos y el sentido que tiene esta afirmación se presta a muchas interpretaciones.

El trabajo: una historia benjaminiana

Walter Benjamin ✆ Rocha
Maciek Wisniewski   |   Walter Benjamin (1892-1940) –incluso ya cuando descubrió a Marx para su filosofía y crítica cultural, expandiendo luego las fronteras del marxismo– no le prestó ninguna atención especial a la cuestión del trabajo. Simplemente no era su principal tema de interés. Pero la historia de su vida –como las historias de tantos de nosotros que, viviendo bajo el capitalismo, estamos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo para poder sobrevivir– estuvo íntimamente entrelazada con este asunto.

Los fantasmas de inseguridad y precariedad, los problemas financieros y laborales, acechaban al autor de las Tesis sobre la historia desde el principio hasta su muerte suicida; su vida en este sentido –y en sus propias palabras– era una permanente ruina y catástrofe. Cuando sus planes de emprender una carrera universitaria de tiempo completo se vieron finalmente frustrados (en un momento, incapaz de mantener a su esposa e hijo, tuvo que volver a vivir con sus padres), la única fuente estable de ingresos eran sus colaboraciones para la radio, en aquel entonces una nueva oportunidad laboral para los knowledge workers (véase: Radio Benjamin, Verso, 2014, 424 pp.).