“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/2/14

Spinoza: Tres siglos de inmortalidad

Baruch Spinoza ✆ Maira Kalman
Evald Vasilievich Ilyenkov & Liev K. Naúmienko  [1977]  |  Hace trescientos años, completó su camino en la tierra uno de los mejores hijos del género humano, un hombre ante cuya memoria se sienten hoy obligados a inclinar la cabeza con respeto incluso los adversarios más radicales de sus ideas, los enemigos implacables de la noble causa a la que entregó su vida corta y luminosa, teólogos e idealistas de todas las tendencias y matices. Siglos de esfuerzos inútiles los convencieron de que no es posible confrontar a Spinoza con insultos, difamaciones, prohibiciones y censuras. Ahora intentan vencerlo con el arma de la “interpretación”, a través de la tergiversación más inexcusable del verdadero sentido de la doctrina del gran pensador humanista. Es bastante ridículo, pero es así. El mismo partido del oscurantismo religioso que alguna vez publicara el texto de la “gran excomunión” que prohibía para siempre a sus correligionarios, no sólo “leer cualquier cosa compuesta o escrita o por él”, sino incluso “acercarse a él a menos de cuatro codos”, hoy, por boca de Ben Gurion, pide permiso a la humanidad para “corregir la injusticia” y cuenta entre sus santos al gran hereje y adversario de Dios…

Pусский
Bertrand Russell, reconocido líder del positivismo contemporáneo, lo consideró, entre los grandes filósofos, uno de los más nobles y atractivos, aun cuando pensaba que “la ciencia y la filosofía de nuestro tiempo no pueden aceptar la concepción de la sustancia en que se apoyaba Spinoza”. (B. Russell, A History of Western philosophy, New York, 1966, pp. 568-578).2

EE. UU. y la vigencia del imperialismo en la sociedad de hoy

José Solano  |  El imperialismo se ha considerado un concepto “pasado de moda”. Sin embargo, la realidad permite entrever que su vigencia sigue tan latente como desde el instante en que se considerara su utilización semántica en algún momento de la historia. Por lo tanto, entender el imperialismo como la forma de dominio político, económico, militar, territorial y sociocultural de un Estado, reino, nación o, incluso, grupo, sobre otros, permite determinar las formas en que se han desarrollado los grupos humanos históricamente hasta el día de hoy. Para profundizar un poco más, ha de comprenderse que los grupos que pueden entrar en una categoría imperial es porque su objetivo se torna global o totalizante. Así, la burguesía local no es imperialista por cuanto sirve a la burguesía mundial, la cual sí plantea el control absoluto de los recursos y las personas en el planeta.