“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

20/9/13

Historia y lecciones del neoliberalismo

Foto: Perry Anderson
Perry Anderson  |  El neoliberalismo nace después de la Segunda Guerra Mundial en el oeste de Europa y en Norteamérica. Esta corriente surge como una vehemente reacción teórica y política contra el intervencionismo de Estado y contra el Estado de bienestar social. Friedrich August von Hayek publica en 1944 The Road to Serfdom (La ruta hacia la servidumbre). Esta obra constituyó, de alguna manera, la carta de fundación del neoliberalismo, y desarrolló un ataque apasionado contra toda limitación impuesta por el Estado al libre funcionamiento de los mecanismos del mercado. Las trabas del Estado son denunciadas pero, a su vez, la obra contiene una mortal amenaza contra la libertad económica y política. En esa época, el blanco principal de von Hayek es el Partido Laborista inglés. Se acercan las elecciones en Gran Bretaña y este partido las va a ganar en julio de 1945, llevando a Clemente Attlee al puesto de Primer ministro. El mensaje de von Hayek puede ser resumido así: a pesar de sus buenas intenciones, la moderada socialdemocracia inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo germano, a la servidumbre moderna. 
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El general Kurt Gebhard Adolf Philipp Freiherr von Hammerstein-Equord | El hombre invisible

Foto: Gral. Kurt Hammerstein
Juan Forn  |  En el despacho de Lord Latimer, en el alto mando británico, durante la Segunda Guerra, había un cuadrito que decía: “Hay cuatro clases de oficiales: los inteligentes, los trabajadores, los vagos y los tontos. En la mayoría de los casos, las cualidades concurren de a dos. Los que son vagos y tontos conforman el 90 por ciento de la oficialidad. Los inteligentes que son trabajadores hay que mandarlos al Estado Mayor. El inteligente que es vago califica para las más altas tareas de mando porque sabe delegar y tiene el aplomo y la claridad mental necesarios para tomar decisiones de peso. Y del tonto y trabajador hay que protegerse y nunca delegarle ninguna responsabilidad porque siempre causará alguna desgracia”. Lo curioso es que la frase era de un general del ejército alemán, un general que seguía vivo y que, en los papeles al menos, aún pertenecía al ejército de Hitler, aunque pasado a retiro. Su nombre era Kurt Hammerstein, desde que en 1933 eliminó la partícula “von” de su apellido, junto con el título de barón que la antecedía. Dejó de tener trato con sus colegas de la nobleza el día que pidió la baja, y pidió la baja el día que Hindenburg nombró al cabo austríaco (así llamaba Hammerstein a

La batalla de Siria

Gustavo Márquez Marín  |  Apoyado por las monarquías del Golfo, Turquía e Israel, EEUU inició la desestabilización de Siria, aplicando el modelo que utilizó en Libia, en su afán de controlar el gas y petróleo del oriente medio y del mediterráneo oriental, a través de la imposición de gobiernos subordinados a sus intereses.

Infiltraron un ejército de mercenarios desde Turquía, cuyos actos terroristas en contra de la población, fueron endosados a Bashar Al-Asad. Crearon un escenario mediático de “guerra civil”, para justificar la aplicación de la doctrina imperial de la “seguridad humana”, con la excusa de “proteger a los civiles” a través de “medidas humanitarias”, como las que ensayaron en Libia, con su más de 20.000 “bombardeos humanitarios”.