“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

5/11/12

Lise London: Una roja primavera / In memoriam

Foto: Lise London

Cuando se iniciaba el pasado mes de abril de 2012, Lise London expiraba en París. Tenía noventa y seis años, y una larga trayectoria de lucha por la libertad y el socialismo que mantuvo hasta el final.

Higinio Polo

En 2011, ella y decenas de sus camaradas se reunieron en el mismo lugar de París donde, setenta y cinco años antes, se incorporaron a las Brigadas Internacionales para luchar en España contra el fascismo: fue en el número 8 de la avenida Mathurin Moreau, donde empezaron a inscribirse los “voluntarios de la libertad” (“Ce fut le premier acte de résistance internationale contre le fascisme”, dice la placa que hoy recuerda aquel momento), llegados de más de cincuenta países, que después irían a Barcelona, a Albacete, a la ciudad universitaria de Madrid, al Ebro.

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Entre ellos, estaba Lise London, quien, con veinte años, ya hacía cinco que era miembro de las Juventudes Comunistas francesas. Ese París que recordaba a las Brigadas Internacionales era el mismo que había recorrido Lise London durante la Segunda Guerra Mundial: centenares y centenares de kilómetros en su bicicleta, coordinando la resistencia contra los nazis. Había nacido en 1916 como Lise Ricol, hija de una familia de emigrantes aragoneses. Su padre, Federico Ricol, tenía treinta y dos años cuando nació Lise, el 15 de febrero de 1916, en Montceau-les-Mines. Era minero desde los dieciséis años, en las durísimas condiciones de trabajo de la época, en la perforación de túneles, en las canteras, viviendo en barracas de madera, junto a las minas, en el Aude, en Roquefort, en el Tarn.
El Viejo Topo N° 293 / Junio de 2012