“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

9/2/09

A 25 años de la muerte de mi padre

El pasado 4 de febrero se cumplieron 25 años de la muerte de mi querido padre, José de la Paz Montilla González, a quien sus hijos llamábamos simplemente “Alapaz”. Fue en Barquisimeto después de haber vivido sólo 72 años.

Mi papá era hijo de unos campesinos de Humocaro Alto, estado Lara, en donde él y yo nacimos también, y cuyos nombres eran Antonio Montilla y Juana González. Su vida estuvo dedicada al trabajo como agricultor, barbero, comerciante y en algunos períodos fue funcionario público en las poblaciones de Biscucuy, Turén y Agua Blanca, en el estado Portuguesa.

En 1952, en Biscucuy se desempeñaba como Jefe Civil y allí recibió la orden, mediante un telegrama enviado por la Gobernación del Estado, de apresar “para averiguaciones” a Argimiro Gabaldón. Yo lo acompañé a ejecutar la orden, la que Argimiro acató sin protestar. Así fue como conocí a ese legendario guerrillero con quien tuve tratos políticos 6 años después en Barquisimeto, donde yo comenzaba a militar en la Juventud Comunista.

Cuando mi papá apresó a Argimiro dispuso que durmiera con nosotros en una habitación que compartimos los tres por cerca de un mes, si mal no recuerdo.

Esta breve anécdota sirve para ilustrar los miles de recuerdos que tengo de mi papá, a quien evoco día a día, como si fuera un ayer. Desearía escribir sobre él sin desbordar mis emociones, pero no puedo ni quiero hacerlo.

La foto que ilustra esta nota fue tomada por mí ese mismo año de 1952 en Biscucuy. Su caballo era un rucio, que también era mío, un bellísimo ejemplar.

¡Que el buen Dios cuide de ti, como tú lo hiciste de mí!


Corrido de un Hombre Valiente

Muchos me han preguntado por el “Corrido de un hombre valiente”, interpretación atribuida al famoso grupo musical mexicano “Los Tigres del Norte”. Me limito a ofrecerlo a mis lectores para que disfruten del mismo.

El triquitraque de Henry Ramos Allup



Henry Ramos y yo fuimos condiscípulos en la Universidad de Carabobo de donde egresamos con el grado de abogados hace más de 40 años. Lo conocí cuando militaba en el MIR y supe de su hazaña cuando saltó la talanquera hacia AD en donde se refugió hasta el día de hoy. En aquel entonces justifiqué y “comprendí” su decisión, por cuanto sabía de la gran riqueza material que le esperaba, legada por su padre, un recordado amigo de quien guardo muy buenas referencias de su trato hacía mi persona por hechos que no viene al caso relatar y a los que me refiero siempre con mucho respeto y consideración.
Por esa relación de camaradería, de amistad personal y de compañerismo --insumos espirituales a cuyo uso y disfrute soy muy dado a propiciar--, he venido “comprendiendo” las actitudes que asume Henry en los asuntos políticos de nuestro país. Obvio es deducir pues, que lo conozco bien a pesar de no haber tenido un trato continuo sino esporádico con él.
Pero…, esta vez Henry ha colmado el vaso, no con una gota, sino con un miserable triquitraque al cual pretende convertir en una granada reservada al uso militar. Yo siempre había tenido a Henry como inteligente, pero esta vez “se pasó de maraca” como se dice en el lenguaje coloquial venezolano. Ha sido tan burdo el montaje, que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera él mismo se lo ha creído. Normalmente cuando una granada explota, la onda expansiva que genera produce serios daños en su entorno, fáciles de detectar e identificar por los expertos. Por eso se negó rotundamente a una inspección ocular por parte del CICPC en la sede de Acción Democrática con argumentos tan baladíes que nos hacen pensar que algo muy malo debe estar aconteciendo en el cerebro de Henry que lo induce a actuar en la forma tan desmesurada como lo hizo.
No contento con el montaje poco efectivo que realizó, se la dedicó a un joven reportero de VTV a quien amenazó con “advertencias” negándose a responder preguntas tan elementales como las razones que tenía para negarse a la actuación de la policía y a manipular supuestas evidencias, como lo fue una espoleta, cuyo serial se tomó el trabajo de leer.
De todos es conocida la abundancia de material militar de procedencia estadounidense disponible en el “mercado” que sin vergüenza alguna es anunciado hasta en Internet, en donde es posible conseguir cualquier tipo de granada, inerte o no, por sólo unos cuantos dólares.
Ya estamos acostumbrados a los arranques emocionales poco democráticos de Henry, como aquel que protagonizó después del referéndum del 15 de agosto de 2004, cuando denunció un fraude electoral inexistente y del cual prometió aportar pruebas “contundentes”, las cuales todavía estamos esperando a casi 5 años de su realización.